Palabras de Valeria Cusi de la Barra
Fundadora de la Confraternidad Carcelaria De México
“En el año de 1998, sólo 2 personas, iniciamos la visita a las cárceles, con el objetivo de rezar el Rosario con los presos. Ahí aprendimos lo más importante, a abrazarlos. Palpamos ¡qué necesitados están de una mirada dulce, de aceptación!
Ahí aprendimos que todo hombre es más grande que su culpa. Nos fuimos dando cuenta de la cantidad de necesidades muy concretas y abrumadoras que hay en los reclusorios. Entonces surgió el sueño de poder transformar la vida de quienes se han equivocado, en una vida tranquila, útil, integrada a la sociedad. El sueño de transformar un castigo, la reclusión, una vida de desprecio social, en una oportunidad para conocer una vida digna. Pienso, por ejemplo, en aquellos niños de la calle, cuyo primer hogar estable es un reclusorio. ¿se imaginan qué pudiéramos hacer para que por primera vez se sintieran queridos, aceptados, deseados?, que en lugar de vivir siendo despreciados, aprendieran a leer, escribir, tener un oficio, ¿reconocerse como seres que tienen una dignidad humana? ¿se imaginan que pudiéramos proteger a la sociedad con la recuperación de cada delincuente o infractor con la participación de la comunidad, es decir, de las autoridades , los empresarios, las diferentes Asociaciones Civiles y la Iglesia…? Así conocimos a Prison Fellowship International (PFI), quien nos afilió y desde entonces ha sido fortaleza para nosotros, fuente de muchísimos conocimientos, experiencias y riqueza en los programas que imparte y en cada una de las personas de los países de todo el mundo que los integran. Ahí surgió la Confraternidad Carcelaria de México… Hoy, a este sueño te has unido tú. Hoy Jesús es quien te ha mirado y te ha hecho esta súplica: “llévame con ellos. Diles que no los he olvidado. Diles que yo mismo quise estar en la cárcel para que sepan que ahí, tras los barrotes, también estoy yo”. Hoy eres una parte muy importante de este sueño; el sueño de llevarles amor, la misericordia, el abrazo y la mirada de Cristo a cada uno de ellos. El sueño de transformar su vida. Hoy, la Confraternidad Carcelaria es apenas un embrión de lo que debe ser, es apenas un sueño, mismo, que cada uno de sus voluntarios puede mejorar y hacerlo realidad. Por eso, hoy estás invitado a recibir cadena perpetua y a llevar a toda tu persona con tu inteligencia, capacidades, ternura, pero, sobre todo, tu amor a Jesús, a todos ellos. A soñar y hacer realidad tu sueño. GRACIAS POR SER PARTE DE ESTE SUEÑO. Que Dios los bendiga a cada uno porque estuve preso y viniste a verme.” |
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